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ENTRE LA PESQUISA Y EL ASEDIO.  Puntos de Fuga en el Laberinto Blasiano.


Octubre. 2014. Archidona. Málaga. En el centro de Andalucía.

Una intervención en uno de los espacios más controvertidos del Arte Andaluz de la última década: La Sala de Blas.

Exposición-homenaje: A un amigo, a su proyecto y a su casa.

Propósito: Convertir las estancias de La Sala de Blas en espacios dedicados al estudio visual del 'Pensamiento Blasiano'.

Cuando la búsqueda apresurada y el acecho se instalan en el 'Territorio Arte'; la memoria y sus paradojas reaparecen en cada rincón de un espacio sacralizado a la imagen de los artistas y sus artefactos. Susurros y sospechas.

¿Acaso abrir la propia casa para convertirla en un museo vivo, no implica zambullirse en un ir y venir incesante de visitantes, habituales y anónimos, que buscan en cada rincón el refugio cálido de los que aun aman ese otro Arte?

Así era la Sala de Blas, un proyecto (ante todo no elitista) donde hasta tenía cabida la élite del arte. Convivían en el mismo nivel iniciados, interesados, amantes, profesionales, instruidos, neófitos, curiosos, y sobretodo gente amante de las largas tertulias donde siempre se terminaba hablando de lo que allí nos unía: ARTE.

Blas, humildemente mantuvo las señas de un proyecto que se inició sencillo y modesto: La Sala de Blas es y se multiplica en cualquier lugar con sus tres señas de identidad, (quizás cuatro): Su sillón, el espejo dorado de los 60' y la mesa camilla (quintaesencia del hogar andaluz). La cuarta: algo imprescindible e imposible de exportar a no ser que visites la sala: Su terraza-mirador donde se saborea Andalucía. Cuantas mañanas no habré desayunado ante impresionante mar de olivos, con la Peña como amiga-amigo, ante uno de los lugares más bellos de nuestra tierra.

Como si estuviésemos leyendo las páginas de la Divina Comedia, 'Entre la Pesquisa y el Asedio' intervenir las estancias siempre habitadas de la Sala-casa de Blas. No era una imposición, habituales en la sala, esta exposición nada tenia que ver con el despliegue de la artillería pesada de los que hablamos otras lenguas. Más bien se trataba de un juego donde lo especular permitía educar la mirada. Nada más.

En el piso inferior.

Se disponía un altar profano justo en la bodega, mejor lugar imposible. Dedicado a los juegos especulares, donde 'Los hombres de negro' (todos los visitantes), satisfacían su mortal curiosidad viendo su propio rostro sacralizado. Como esas vitrinas que tanto le gusta a Blas habitar con santos y figuras religiosas de distinta procedencia. Los parpadeos daban paso en la pared del estrecho y empinado pasillo, al martirio de todo buen amor: los corazones metálicos de '19 heart', daban paso a la genuina iconografía de todas las sospechas posibles: 'A Marat', una alegoría audiovisual creada para ser proyectada en la propia bañera de Blas (hoy esta pieza se encuentra en la Colección del Centro de Arte Francisco Fernández en la jiennense localidad de Torreblascopedro).

En la entresala.

'Icaria', multiplicaba y hacia propias las distintas imágenes del retablo barroco contemporáneo en el que Blas gusta de convertir todo o casi todo. Sentados en el cuero de sus últimas incorporaciones, uno podía pensar que el universo blasiano abrazaba con luces lo que para muchos permanecía oscuro y sin sentido.

En el piso superior.

'Lazaro', el alterego de un artista que se camufla para mostrarnos solo lo que 'no siendo es': La mirada cruzada del juego de los espejos; símil de la escucha de toda obra y de la necesidad de cerrar un cíclico proceso de comunicación: La última conversación o puede que de todas las conversaciones.

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